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Piel sensible

Tu piel puede ser seca, oleosa o mixta, pero todas ellas pueden ser pieles sensibles.

Te ayudamos a reconocer tu tipo de piel:

Piel Seca

Piel seca

Se ve lisa, con poros escasos, opaca y descamada o tensa. También puede verse rosada o colorada, y tiene más predisposición a las arrugas. 

Piel Mixta

Piel mixta

En este tipo de piel coexisten zonas oleosas (generalmente la “zona T”, que comprende la frente, la nariz y el mentón) con zonas más secas, como las mejillas.

Piel Grasa

Piel oleosa

Se manifiesta como una piel brillante y con poros dilatados. Tiene menos tendencia a arrugarse.

Todos los tipos de pieles mencionados pueden, además, ser pieles sensibles. Esto puede deberse a múltiples causas, desde la presencia de enfermedades, el clima, hasta hábitos que alteran el equilibrio de su función como barrera cutánea. 

¿Cómo saber si tengo piel sensible?

La piel sensible es aquella que puede verse seca, enrojecida, a veces descamada, o incluso hasta normal, pero que genera molestia en el paciente.

Piel Seca
Piel Descamada
Piel Enrojecida

¿Cuáles son los síntomas?

Los principales síntomas incluyen sensación de tirantez, prurito, ardor, hormigueo o intolerancia a la mayoría de los productos aplicados. Otros factores irritantes pueden ser la exposición a cambios bruscos de temperatura, al viento, la radiación solar, y a algo tan simple y cotidiano como el contacto con el agua. 

Tips para piel sensible

Lo más importante en el cuidado de una piel sensible es mantener una rutina adecuada que restaure el equilibrio de la barrera cutánea. Te damos algunos consejos para lograrlo:

Tips para piel sensible

  • Lavar no más de 2 veces al día. El exceso de lavado genera irritación. 
  • Elegir en lo posible sustitutos a los jabones con fragancias, que serán menos irritantes y además pueden tener propiedades humectantes.
  • Usar limpiadores que contemplen tu tipo de piel; realizar movimientos suaves, evitar usar esponjas o dispositivos que puedan resultar agresivos; minimizar la aplicación de exfoliantes (no más de una vez por semana o cada 15 días según la tolerancia). 
  • Evitar lavados o baños largos con agua muy caliente. Son preferibles los baños tibios.  
  • Hidratar siempre después del lavado y/o el baño, adecuando el humectante a cada tipo de piel. Las pieles secas pueden necesitar productos cremosos, y las pieles oleosas o mixtas pueden beneficiarse del uso de emulsiones o cremas ligeras de más rápida absorción, no comedogénicas.
  • Hidratar al menos 2 veces por día.
  • Recordar el uso de protector solar regularmente, sobre todo en la piel que no está cubierta por ropa. No olvidar que el protector necesita ser renovado cada 2 horas y después de una sudoración intensa o del ingreso al mar o a la pileta.
  • Elegir ropa de algodón.
  • Tratar de identificar y evitar los posibles desencadenantes de la piel sensible.

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